Escudo congregación cisterciense de Castilla

El Cister Ibérico

Un recorrido por los monasterios cistercienses de la península ibérica

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Mapa monasterios de la península ibérica

 

El Cister en Castilla León

Castilla y León en los siglos XI al XIII

Al morir Sancho III el Mayor de Navarra, su hijo Fernando I recibe Castilla con título condal. El rey de León Vermudo III, intenta recuperar las tierras de Cea, que habían sido incorporadas a Castilla. La disputa termina con la derrota y muerte del rey leonés en la batalla de Tamajón (1037). Fernando casado con una hermana de Vermudo, Sancha, reclama sus derechos al trono vacante, unificando Castilla y León con el título de rey. También se enfrenta con García de Pamplona, por territorios en litigio con el reino de Navarra, venciendo al rey navarro en Atapuerca 1054. Estos éxitos convirtieron a Castilla en el eje del occidente en la Península. Una vez unificado el reino, Fernando I reanuda la ofensiva contra el Islam, consiguiendo grandes éxitos como la toma de Coimbra en 1064.

A la muerte de Fernando I, se produce la división de Castilla, quedando Sancho como rey de Castilla, Alfonso de León y García de Galicia. García fue pronto eliminado de Galicia, en tanto que Sancho y Alfonso disputaban su hegemonía resuelta a favor del primero gracias a sus victorias en las batallas de Llantada en 1068 y Golpejera en 1072. Castilla quedaba de nuevo unificada bajo el reinado de Sancho II, pero cuando este acude a sofocar la revuelta de Zamora, ciudad que se encontraba bajo el señorío de su hermana Urraca, fue muerto por Bellido Dolfos. La muerte de Sancho permite a Alfonso VI que se había refugiado en el reino taifa de Toledo, reclamar la corona y unificar los reinos de Castilla y León. En el último cuarto del siglo XI, Alfonso VI lleva a cabo la conquista de Toledo, extendiendo sus dominios hasta el Tajo. En sus últimos años vio como parte de sus éxitos se desmoronaban al sufrir severas derrotas a manos de los almorávides en Uclés 1108.

A Alfonso VI le sucede su hija Urraca (1109-1126)), casada en primeras nupcias con Raimundo de Borgoña, tiene dos hijos Sancha y Alfonso, a la muerte de su primer marido, vuelve a casar cumpliendo los deseos de Alfonso VI con Alfonso el Batallador rey de Aragón, el matrimonio fue origen de numerosas disputas, terminando en un fracaso al existir una oposición por parte del Papa al matrimonio con Alfonso, lo que terminó decidiendo a la reina a separarse de el. Al mismo tiempo durante su reinado se produce un intento de secesión en Galicia , por parte de algunos nobles encabezados por Pedro Froilaz, que pretendía la independencia de Galicia y defendía los derechos sucesorios del príncipe Alfonso Raimundez, lo que obliga al rey Aragonés a realizar una campaña militar contra Galicia que terminará por la represión de la revuelta , venciendo a las tropas gallegas en el castillo de Monterroso. Además se producen revueltas en Sahagún y Santiago donde los burgueses de la ciudad se enfrentan al poder del arzobispo Almirez, poniendo a la propia reina en graves apuros, al aliarse con el rey aragonés en la pugna mantenida entre los dos cónyuges. Finalmente la reina decide gobernar en solitario, conjuntamente con su hijo Alfonso que en 1112 contaba con seis años de edad, enfrentándose con el rey aragonés, que tenía en su poder la mayor parte de Castilla. Por último el condado de Portugal , concedido a otra hija de Alfonso VI , Teresa, comienza a dar sus primeros pasos hacia la independencia, alternando su apoyo a Urraca o a Alfonso de Aragón dependiendo del momento y de sus intereses. Esto supuso un auténtica guerra civil, que debilitaría a ambos reyes que ocupaban sus fuerzas en la pelea mutua, mientras los almorávides continuaban ejerciendo una fuerte presión sobre Toledo, y en Portugal sobre Coimbra.

A la muerte de Urraca, el 10 de marzo de 1126, Alfonso VII es nombrado rey de León en la Catedral de León, emprendiendo de inmediato la reclamación de Castilla, que estaba parcialmente en poder de Alfonso de Aragón, especialmente Burgos y Carrión de los Condes, cuyas poblaciones se entregan al nuevo rey castellano, haciendo que el rey aragonés reaccione y se dirija contra su hijastro con un numeroso ejercito, encontrándose en el campo de Támara, sin que llegue a producirse el enfrentamiento, debido a que ambos se ven obligados a enfrentar situaciones mas graves, Alfonso VII a la de su tía Teresa y Alfonso I a los almorávides, por lo que se llega a un pacto, Las Paces de Támara, que zanjan las disputas de ambos. Finalmente se hace coronar Imperator Totius Hispanniae, el 26 de mayo de 1135, de nuevo en la catedral de León. Se reinicia la expansión hacia el sur llegando a conquistar Almería en 1147, hasta el nuevo avance de los almohades que en 1157 reconquistan Almería, por lo que el rey parte para reconquistarla, fracasando en el intento y al regresar de esta campaña, el 21 de agosto de 1157 muere Alfonso VII, siendo enterrado en la catedral de Toledo.

A su muerte el reino se divide entre sus hijos Sancho III de Castilla y Fernando II de León. Sancho III sería coronado el 21 de agosto de 1157, había casado el 30 de enero de 1151 con Blanca Garcés, hija del rey García Ramírez de Pamplona, con la que tuvo un hijo el infante Alfonso, nacido en 1155. En 1158 se firma el tratado de Sahagún entre los dos hermanos, Fernando y Sancho, para repartirse lo que conquistasen a los musulmanes y en caso de que uno de los hermanos falleciese el otro heredaría el reino del difunto. La muerte de Sancho y la herencia de su reino por parte de su hijo Alfonso VIII de Castilla, anuló las clausulas del tratado de Sahagún.

En el momento de la muerte de Sancho, Alfonso era menor de edad, provocando la rivalidad entre las casas de Lara y Castro para ejercer la regencia, lo que es aprovechado por Fernando II de León para invadir Castilla, conquistando Burgos, Segovia y Toledo, reclamando se le entregara al heredero Alfonso para su educación. Cuando se le iba a entregar por los miembros de la casa de Lara, un hidalgo castellano, consigue sacarlo del palacio real y llevárselo al castillo de San Esteban de Gormaz y después a Atienza y Ávila, donde se refugia hasta la mayoría de edad, lo que ocurre en 1170. Alfonso VIII es proclamado rey de Castilla, por las cortes convocadas en Burgos, recuperando, con la alianza del rey de Aragón Alfonso II el Casto,los territorios perdidos durante su minoría de edad, como los de la Rioja del rey navarro Sancho VI. Se reactiva la reconquista con la toma de Cuenca en 1177. Tras un intento de invasión del reino de León, firma un tratado con Alfonso IX de león por el que casa a su hija Berenguela con el rey leonés. La paz con León permite a Alfonso VIII romper la tregua que mantenía con los almohades desde 1190 e inicia incursiones que llegarán hasta Sevilla. El califa Almohade Yúsuf Yaqub al-Mansur, que se encontraba en el norte de África, cruza el estrecho de Gibraltar y desembarca en Tarifa al frente de un gran ejercito, con el que se dirige a tierras castellanas. Alfonso VIII, reúne sus tropas en Toledo, y sin esperar los refuerzos enviados por los reinos de León, Navarra y Aragón, se dirige hacia Alarcos, donde el 19 de junio de 1195 sufre una severa derrota, que le obliga a retirarse y perder la posesión del territorio al sur de los Montes de Toledo, llegando los almohades a asediar Toledo, Madrid y Guadalajara. Alfonso VIII, ante la posibilidad de perder el valle del Tajo y la población de Toledo, solicita al Papa Inocencio III la predicación de la cruzada a la que responden los aragoneses con Pedro II el católico, los navarros con Sancho VII el fuerte, las ordenes militares de Calatrava, el Temple, Santiago y Malta, ademas de caballeros venidos de toda la cristiandad. Con todas estas tropas, se enfrentan al califa almohade Muhamad an-Násir (Miramolin) en las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212, consiguiendo la victoria que acabará con el poder Almohade y permitirá la conquista del valle del Guadiana y del Guadalquivir. la muerte le sobrevendrá la noche del cinco al seis de octubre de 1214 en el municipio de Gutierre Muñoz, cercano a Arévalo.

A la muerte de Alfonso VIII, el trono es ocupado por su hijo menor Enrique I, décimo hijo de su matrimonio, tras la muerte de sus hermanos mayores, contando con diez años de edad, siendo regentado por su hermana mayor Berenguela, cuyo matrimonio con Alfonso IX de León había sido anulado por el Papa Inocencio III. Enrique murió a causa de un accidente en Palencia a los trece años de edad, por lo que su tía Berenguela lo sucedería en el trono, aunque inmediatamente el 2 de julio de 1217 cedería el trono a su hijo Fernando III en el que convergían las linea sucesoria de Castilla y León, después de que ella interviniese a la muerte de Alfonso IX de León, que nombro sucesoras a sus hijas las infantas Sancha y Dulce. Berenguela se reunió con la madre de las infantas Teresa de Portugal, y consiguió que se firmara la concordia de Benavente, por la que renunciaban al trono a cambio de una importante cantidad de dinero y otros privilegios, de este modo se produce de nuevo la reunión de los reinos de Castilla y León, bajo el reinado de Fernando III el Santo (1201-1252).

Fernando III culmina la reconquista de Jaén (marzo de 1246), Córdoba (29 junio 1236), Sevilla (23 de noviembre de 1248) y parte de Badajoz. Muere el 30 de mayo de 1252, recibiendo sepultura en la catedral de Sevilla, siendo canonizado por el Papa Clemente X el 7 de febrero de 1671.

El sucesor su hijo Alfonso X (1221 - 1284) nacido del matrimonio con Beatriz de Suabia, consigue nuevos territorios de Alandalus, como Jerez, Cádiz y realizó incursiones en el norte de África, Salé y el puerto de Rabat (1260). Los últimos años de su reinado fueron sombríos, debido a la muerte prematura de su hijo primogénito Fernando de la Cerda (1275), lo que crea un conflicto entre el secundogénito del rey, Sancho y los descendientes del primogénito Fernando de la Cerda, los conocidos como "infantes de la Cerda". Finalmente aunque Alfonso X, llegó a desheredar a su hijo, Sancho es coronado en Toledo el 30 de abril de 1284 como Sancho IV (1258-1295)

El reinado de Sancho IV fue un constante enfrentamiento entre el rey y los partidarios de los herederos de la Cerda, apoyados por Alfonso III de Aragón que proclamó a Alfonso de la Cerda como rey de Castilla en Jaca en 1288. El hermano del rey, infante D. Juan protagonizó varios intentos de sublevación contra Sancho, entre ellos el conflicto de Tarifa que daría lugar a la invasión de los benimerines, que sitiaron la plaza de Tarifa dando lugar al episodio en el que Guzmán el Bueno negaría la rendición de la plaza dando lugar a la muerte de su hijo, fracasando la expedición que regreso a África y los planes del infante. A su muerte en 1295, será enterrado en la capilla de la Santa Cruz de la catedral de Toledo, dejando como heredero a su hijo Fernando de nueve años, fruto de su matrimonio con María de Molina.

Fernando IV de Castilla (1285-1312), al ser menor de edad fue tutelado por su madre María de Molina y por Enrique de Castilla hijo de Fernando III. Tuvo que enfrentarse a la nobleza, capitaneada por su tío Juan de Castilla el de Tarifa. Falleció en Jaén el 7 de septiembre de 1312 a los veintisiete años de edad, siendo sucedido por su hijo Alfonso XI (1311-1350) nacido del matrimonio con Constanza de Portugal.

El CIster en Castilla

Es durante el reinado de Alfonso VII cuando se produce la penetración de la orden Cisterciense en el reino castellano leones, produciéndose la mayor expansión entre 1140 y 1175, la mayoría se localizan en las tierras llanas de la cuenca del Duero, Sacramenia, Valbuena, Moreruela, La Espina, etc. A la muerte de Alfonso VII, el reino se divide de nuevo, pasando del período del "Imperio Hispánico a los cinco reinos", junto con la unificación de Aragón y Cataluña, y la independencia de Portugal hacen que Castilla pierda su situación de hegemonía dentro de los reinos cristianos de la península. El primer monasterio fundado es el de Fitero , mediante donaciones de Alfonso VII, con la intención de establecer un monasterio en una zona fronteriza entre Castilla, Navarra y los reinos musulmanes, por tanto es el mas antiguo aunque en la actualidad pertenezca a la comunidad autónoma de Navarra por lo que se hablará de el en la página dedicada a este territorio. El gran impulsor y benefactor del Cister en Castilla será Alfonso VIII, que creará numerosos monasterios, entre ellos, el de las Huelgas Reales, que convertirá en panteón real y la cabeza de todos los monasterios femeninos de Castilla, no sin polémicas y resistencia por parte de algunos de ellos.

Los monasterios femeninos

Como ya he mencionado Alfonso VIII fundará el monasterio de las Huelgas Reales en 1181, e intentará que todos los monasterios cistercienses femeninos de Castilla sean filiaciones de este. Las monjas aparecen en Castilla a partir de 1160, siendo el de las Huelgas un caso particular debido a su fundación y protección regia, no se puede asimilar al comportamiento y funcionalidad del resto de monasterios femeninos, que se explican de mejor manera por el patronazgo ejercido por familias nobles. La relación radicaba en la donación inicial, como acto mas importante del proceso fundacional, además del compromiso de asegurar la viabilidad económica de los monasterios, garantizarles protección, desde el punto de vista jurídico administrativo y militar. Este derecho de patronato, permitía a las familias nobles, el control del reclutamiento de las comunidades monásticas, y sobre todo la designación de la superiora. También los patronos recurrían a estos monasterios para educar a sus hijos o para mantener y conservar sus archivos y realizar actos importantes en el recinto del monasterio. El intento de Alfonso VIII de que se reuniese el capítulo de todas las abadesas de monasterios femeninos en la Huelgas solo tuvo un éxito parcial, pues tuvo existencia desde el punto de vista institucional, reconocida desde ese momento, pero nunca como acontecimiento regular, ni siquiera ocasional, ya que nunca llegó a reunirse. Ya en tiempos de Fernando III, cuando la presión de las Huelgas se relajó se fundaron dos monasterios nuevos Vileña en 1222 y Villamayor de los Montes en 1228. En 1213 el capítulo general del Cister, afirmó por primera vez que las monjas cistercienses estaban bajo su autoridad, empeñándose en que cada uno de los monasterios femeninos, estuviera bajo la autoridad de un abad masculino cercano, esto ponía en riesgo la continuidad del patronazgo, llegando a obligar a algunos señores como Juan Alfonso I de Haro a renunciar a su derecho de presentación de la abadesa, lo que produjo que por falta de apoyo económico, el monasterio de Herce sufriera importantes penurias. A partir de 1280 el poder central de Cister se desvaneció. Desde el punto de vista institucional, las abadías femeninas de Castilla quedaron en situación de gran autonomía con respecto a la orden cisterciense durante los siglos XII y XIII. (bibliografía)

La Congregación Cisterciense de Castilla

En el siglo XV como consecuencia de la sucesión de abades comendatarios, la rapiña de los grandes señores y la división y relajo existente en los monasterios, se produce un gran declive tanto moral como económico de las comunidades monásticas. Surge de nuevo la necesidad de una reforma y es fray Martín de Vargas, un monje del monasterio de Piedra el que encabeza el movimiento, primero dentro de su propio monasterio y posteriormente tras viajar a Roma, consigue una bula de Martín V, que en 1425 autoriza a crear dos nuevas comunidades independientes del poder episcopal y del propio Cister. Durante unos años fray Martín queda sujeto al abad de Poblet, pero en 1434 el Papa Eugenio IV autoriza la creación de seis nuevas casas. En 1430 el monasterio de Valbuena se une a la nueva congregación llegando a nombrar a fray Martín abad del monasterio. La Congregación de Castilla se separa del Capítulo General del Cister, que no aceptará la escisión, excomulgando año tras año a los abades de las nuevas comunidades, hasta su desaparición con la revolución francesa. La aparición de la Congregación de Castilla que promulgará sus estatutos en 1584 en Las Definiciones, supondrá un impulso moral, religioso y económico, para muchas comunidades que permitirá acometer obras y mejorar la situación de muchos monasterios, así como, en ocasiones, la desaparición de las viejas estructuras medievales que serán sustituidas por completo (Montederramo)

Monasterios de Castilla - León
Provincia de Ávila
Stª Mª de Gómez Román
Santa Ana de Ávila
Desaparecidos
San Clemente de Adaja
San Millán de Ávila
Santa Escolástica de Ávila
San Bernardo de Candeleda
Concepción Bernarda
Provincia de Burgos
Las Huelgas
Rioseco
San Pedro de Cardeña
Santa María de Bujedo
Villamayor de los Montes
Santa María de Herrera
Desaparecidos
Gumiel de Izán
Santa María de Renuncio
Santa María la Real de Vileña

Santa María de Aza

Provincia de León
Carracedo
Carrizo
Gradefes
Sandoval
San Miguel de las Dueñas
Desaparecidos
Otero de las Dueñas
Santa María de Nogales
Santa María de Villabuena
Tusinos
Toldanos
Provincia de Palencia
San Andrés del Arroyo
Santa María de la Vega
San Isidoro de Dueñas
Desaparecidos
Benavides
Santa María de Perales
Santa maría de Escobar de Torquemada
Santa María de los Barrios de Abia de Torres
Provincia de Segovia
Sacramenia
Santa María de la Sierra
Santa María y San Vicente
Desaparecidos
Santa María de Contodo
Provincia de Soria
Santa María de Huerta
Desaparecidos
Santa María de Fuencaliente
Monasterio de Sancti Spiritus de Tardesillas
Provincia de Valladolid
Palazuelos
San Bernardo de Valbuena
Santa Espina
Santa María de Matallana
Convento de San Quirce y Santa Julita
Monasterio de las Huelgas Reales
Monasterio de San Joaquin y Santa Ana
Desaparecidos
Sancti Spiritus de Olmedo
Provincia de Zamora
Moreruela
San Martín de Castañeda
Desaparecidos
Monasterio de Valparaíso
Santa Colomba de las Monjas