El Cister Ibérico

La tumba acoge el cuerpo incorrupto de la cuarta abadesa de Cañas, Urraca Lopez de Haro (1225-1262), es una obra maestra del arte gótico funerario español. Esculpido por Ruy Martínez de Bureba, en el año 1272, acogera el cuerpo de la difunta abadesa diez años despues de su muerte. El sepulcro fue abierto en los años 1898, 1899, 1933 y 1938 encontrándose el cuerpo incorrupto. El sepulcro compuesto por dos piezas, el ataúd y la tapa, esta trabajado en todas sus caras. Se sostiene sobre seis ménsulas con forma de lobo, haciendo mención al escudo de os Lopez de Haro. La tapa contiene una escultura yacente de la beata, con la cabeza cubierta por una toca, apoyada sobre dos cojines, y cubierto el cuerpo por un hábito, cuya parte inferior sujetan tres monjas. La abadesa era de gran estatura para la época (medía un metro setenta). En la parte inferior en las caras laterales está representado el cortejo fúnebre. En el lateral derecho el conjunto está compuesto por tres abades, tres obispos, cuatro ministros, seis hombres y mujeres. Alrededor del ataúd, podemos ver cuatro damas nobles con altas cofias, y seis monjes, dos de ellos llevan un cordón a la cintura, por lo que pueden ser identificados como franciscanos. En el lateral izquierdo, un abad expresa sus condolencias a una procesión de once monjas, alguna llevan el libro de la regla de San Benito, otras pasan las cuentas del rosario y la última está vuelta hacia otro abad que cierra el cortejo. En la base del sepulcro vemos una escena de la ascensión al cielo de la abadesa, emergiendo con las manos juntas de un lienzo sotenido por dos ángeles. En el cabecero una monja da la mano a una novicia, mientras una tercera está arrodillada ante San Pedro que sostiene las llaves del paraíso en la mano izquierda mientras las bendice con la derecha.