Monasterio de Santa María de Huerta: Refectorio
Estamos ante la gran sorpresa del monasterio, no existe nada comparable e este refectorio en ningún monasterio cisterciense de la península, y no es solo por sus dimensiones sino por su arquitectura gótica de gran estilización y que permite una gran iluminación de la estancia. La impresión que causa cuando visitas este monasterio por primera vez es imborrable y permanece en el recuerdo, de la misma manera que otros grandes monumentos mucho mas turísticos y conocidos.
Vayamos a la historia y recordemos como en 1166, es elegido como abad del monasterio fray Martín de Finojosa, que permitirá que su poderosa familia invierta parte de su fortuna en el monasterio. En concreto será Martín Muñoz, sobrino del abad y mayordomo mayor de Enrique II, el que comenzará la obra, hacia 1215 y que sera continuada por su hijo Diego Martín de Finojosa a partir de 1223.
La arquitectura del refectorio permite distinguir dos fases de construcción, una primera en la que se elaboran los muros perimetrales hasta la linea de imposta y una segunda que corresponde a las bóvedas y que por una serie de detalles hacen pensar que el plan inicial de construcción se cambió durante el curso de la edificación, además de ser dirigido por dos maestros distintos. Nos fijaremos que las ménsulas, de donde parten los nervios de los arcos fajones, no coinciden con el centro del entrepaño que separa los ventanales del muro inferior, y en el exterior existen algunos contrafuertes que se colocaron en una etapa posterior a la construcción de la parte inferior, y se debieron empotrar posteriormente, como ocurre en la fachada este. En cuanto a la existencia de dos maestros distintos es una creencia consolidada entre los expertos, siendo la parte de las bóvedas dirigida por un maestro probablemente borgoñón o del norte de Francia (Bibliografía).Estamos ante una construcción de grandes dimensiones, 9,48 m de anchura por 34,10 m de profundidad y un altura de 15,5 m en las claves. Cuatro tramos de forma rectangular, casi cuadrados de bóvedas sexpartitas, arcos de medio punto en las ojivas y arcos apuntados en perpiaños y arcos de través, todos ellos con adorno de molduras en bocel, excepto la bóveda que forma el final de la estancia en la que une la fachada oriental que es sietepartita por tener un nervio mas que parte del centro del muro
En el muro sur nos encontramos con el púlpito al que se accede por una escalera incluida en el muro y cuyo vano se mantiene con una hilera de columnas con capiteles sencillos de adornos geométricos. El púlpito por su parte tiene una protección perimetral con adornos vegetales y se sostiene con una columna que apoya en el suelo de la nave.
En la fachada occidental encima de la puerta un rosetón de gran belleza, similar en su factura al que tiene la iglesia proporciona iluminación a la estancia y contribuye a resaltar aún mas si cabe la belleza del edificio.